Por Alejandra Reinoso y Ariel Prieto en el marco del BootCamp 2020 sobre periodismo y derechos digitales.
La aparición de la aplicación Uber en Paraguay, a partir del desembarco de la multinacional en diciembre del 2018, abrió un camino hacia nuevas formas relaciones laborales que se construyen repercutiendo en factores esenciales que profundizan las desigualdades. Según el “Informe Sobre el Desarrollo Global” publicado por el Banco Mundial, en 2019, el 71% de la población económicamente activa en el país se encontraba bajo regímenes de trabajo informal.
Se entiende por trabajo informal a las actividades redituables que no están reguladas por el Estado; y bajo el concepto de lo que se da en llamar Gig Economy o economía de plataformas, el trabajo informal es una especie de dependencia que tiene la imagen de flexibilidad y privilegios de libertad pero que implica relaciones desiguales encubiertas. En Paraguay la empresa Uber opera en el sector informal de la economía, a diferencia de los trabajadores de esta aplicación que emiten facturas legales y tributan al Estado.
Antes de ahondar en el impacto de la uberización en las relaciones de trabajo en el Paraguay, es preciso desglosar los componentes de la economía digital, que irrumpe en la última década para transformar, como mencionamos más arriba, el sistema de relaciones laborales.
Este está compuesto por tres partes, el trabajador o la trabajadora que, en vez de recibir un salario, es remunerado por un servicio específico, los consumidores que requieren de este servicio, y la multinacional que conecta a las dos partes anteriores.
Esta fórmula que en apariencia es armoniosa y revestida de practicidad e inmediatez, encubre, como indican Franco y Da Silva Ferraz (2019), “una nuevaforma de mediación de la subsunción del ser humano, que emplea su fuerza de trabajo, y asume, como individuo, la responsabilidad por los principales medios de producción de esta actividad productiva, de esta forma, la uberización del trabajo representa un modo particular de acumulación capitalista” (p. 02).
La aparición de las economías de plataforma han modificado de manera exponencial nuestras formas de consumo. La necesidad de satisfacer requerimientos de las poblaciones en las grandes urbes latinoamericanas, con el menor tiempo y esfuerzo de los consumidores, es la base discursiva esencial en la que se sustenta la legitimidad de las economías de plataforma.
Tras la recesión producida por la crisis global de 2008 fueron apareciendo estos modelos como alternativas laborales por su oferta de trabajo casi inmediato, mientras iban modificando el comportamiento de los consumidores, que lo fueron aceptando fácilmente por la oferta de precios más asequibles y la inmediatez, profundizando indefectiblemente de esta manera la lógica neoliberal de control cada vez mayor sobre la producción, que ejercen los modelos de plataforma y en muchos casos terminan legitimando el no cumplimiento de las obligaciones que sí cumplen los modelos de economía tradicional.
Las aplicaciones, disponibles para los smartphones, brindan, por ejemplo en el caso del Uber, precios más accesibles con relación a los taxis convencionales, la vinculación del consumidor al percurso a través del GPS del teléfono, la mayor capacidad de control sobre el prestador de servicio, el pago que se da de forma directa a través de la tarjeta de crédito, elementos estos que han contribuido al avance de las economías de plataforma en la región y en varias zonas urbanas en Paraguay, a pesar de que en el país menos del 10% de la población utiliza la tarjeta de crédito como mecanismo de transacción.
Uber en América del Sur
América Latina es una de las zonas globales en donde más se ha extendido el uso de estas aplicaciones y el caso de Uber es paradigmático puesto que es la región en donde tiene mayor presencia, llegando para finales del 2019 a 204 ciudades del continente. Este hecho guarda estricta relación con la grave situación del transporte público en sus principales urbes, el persistente problema en su cobertura y las condiciones de precariedad en las que funcionan las empresas, condiciones que han sido determinantes para la masificación de Uber en la región.
En Paraguay, el transporte público ha sido históricamente deficiente, existen pocos estudios sobre el grave problema de las condiciones de acceso al mismo en el país. En el caso de Asunción, donde a diario ingresan casi dos millones de personas desde ciudades aledañas, la movilidad deficiente, las malas condiciones de las unidades de transporte público y como factor determinante la reducción de sus horarios nocturnos o en muchos casos la inexistencia de líneas que trabajen luego de las 20:00 hs., han hecho que la utilización de plataformas como Uber y MUV se conviertan en opciones accesibles y cotidianas de movilidad.
La entrada de Uber al país se dio en medio a conflictos, en especial con los conductores de taxis en el Departamento Central, que se resistieron al ingreso de la multinacional, alegando que no existían garantías para la libre competencia, considerando que el Estado paraguayo no regularía el funcionamiento de la plataforma, ya que ésta no se define como una empresa proveedora de servicios de transportes.
Es en esta autodefinición bajo el rótulo de “economía colaborativa” y no de empresa con vínculos laborales tradicionales, donde podemos hallar el debate/conflicto que se viene generando en varias ciudades donde la empresa tiene presencia.
Como refiere la periodista española Gabriela Cañas (2018), “el nuevo lenguaje, lleno de eufemismos creados por este tipo de economía, no logra ocultar los abusoslaborales de toda la vida y ese nuevo lenguaje describe los viejos modos de siempre: grandes beneficios, explotación laboral, trampas a la Seguridad Social, competencia desleal, precariedad y, en algunos casos, incluso esclavismo.”
Estos nuevos modelos de plataformas digitales no cuestionan ni entran en conflicto con las causas de las crisis sino expanden el mercado en su forma, generando nuevos espacios de competencia, transformando a la población desempleada en «pequeños empresarios» que lo que hacen es mercantilizar los espacios y tiempos de sus vidas, e instalando en ellos la falsa idea de que “están infrautilizando sus bienes si no los ponen a disposición del mercado” (Gil, 2019).
Según datos de la representación de la empresa en el país, entre enero y junio de 2019, la cantidad de conductores nuevos creció solo en la capital en 270% y se incrementaron las horas de manejo de los conductores de Uber ya existentes en un 61%. Para enero de 2020 la empresa ha registrado a más de 6400 conductores, cifra que va en aumento observando una clara predominancia de esta aplicación frente a sus contrincantes como MUV. La aplicación funciona además en la Ciudad de Encarnación y pretende expandirse a ciudades como Caaguazú, Ciudad del Este y Coronel Oviedo.
El impacto mediático de Uber en Paraguay también es un elemento a tener en cuenta para comprender su temprana consolidación en el mercado nacional. La valoración positiva a la entrada de la empresa en el país en los medios de comunicación, se dió a través de comentarios de figuras reconocidas en la televisión, artículos periodísticos, etc., todo esto atravesado por una idea de progreso, es decir, plataformas digitales como superadoras de las viejas formas de relaciones laborales y de movilidad.
Factores como la precariedad del transporte público, el intenso conflicto entre trabajadores de Uber y Taxis, la inclinación mediática a favor de las plataformas digitales, han generado un versus importante entre los usuarios de esta aplicación y el transporte público en el Departamento Central e instalan un debate sobre lasimplicancias medioambientales en el aumento del parque automotor en la ya
congestionada ciudad de Asunción.
Es imprescindible la instalación de un debate social sobre la necesidad de mejorar las condiciones del sistema de transporte público, desde una perspectiva sustentable que cumpla las necesidades de movilidad de la mayoría de la población en nuestras ciudades, como alternativa al aumento de vehículos que circulan con altos costos para el ambiente y la economía nacional.
Existe también la necesidad de debatir sobre las implicancias a largo plazo del empleo a través de las plataformas digitales y a estas como opciones de un sistema económico en donde, según la Sociedad de Economía Política del Paraguay en el 2019, el salario mínimo vigente no cubre el costo real de vida de la población. Aparecen además varios elementos como el aumento de los niveles de desempleo, que, como refiere la OIT (2019), pasó de 6,4% a 6,9% entre los primeros tres trimestres de 2018 y 2019, que se asocian con el aumento de conductores de Uber, y el crecimiento de los niveles de endeudamiento de los mismos, buscando adecuarse a las condiciones que deben tener los vehículos que son utilizados para la aplicación.
Este endeudamiento de los conductores se gesta en el marco de convenios con ciertas concesionarias, por ejemplo Diesa y Garden Automotores, que crean ventajas en la reducción de los montos de entrega y la eliminación de los llamados “refuerzo de pago” para obtener vehículos 0 km, pero extienden el plazo de la deuda.
Se debe tener en cuenta además la obsolescencia programada de estos automóviles y las condiciones de las calles y avenidas por las que se desplazan para determinar las implicancias a largo plazo del trabajo de más de 12 horas de muchos conductores para lograr cumplir con los plazos de la deuda y generar ingresos para su subsistencia.
El gran riesgo de estos modelos es el estrago que ocasiona en el ya débil conjunto de derechos laborales y sociales, además de la naturalización de la ausencia de garantías y seguridad social para los trabajadores, magnetizada por la construcción imaginaria que a través del marketing realizan estas empresas sobre las supuestas ventajas de la economía digital.
Según el economista y analista internacional Francisco Coll Morales (2019), los modelos de empresas relacionados a la Gig Economy se vuelven con el tiempo económicamente insostenibles, pues terminan precarizando el mercado laboral de manera legalizada pero sin brindar la formalidad legal y aumentando la desigualdad social.
Si bien este artículo busca lanzar algunos disparadores que se espera puedan contribuir al reciente debate sobre las economías de plataforma en Paraguay. La organización de las trabajadoras y trabajadores en movimientos o sindicatos es uno de los mecanismos que han sido utilizados en otros países para garantizar derechos ante el avance de estos modelos que socavan las conquistas históricas de los mismos y reconfiguran los modelos de desigualdad y precariedad en las relaciones laborales.
Entonces…
¿Es realmente, la uberización del trabajo un modelo alternativo y sustentable para nuestras sociedades?
Referencias
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- Cañas, G. (2018). Son “proveedores de servicios”, no empleados. El País. Recuperado el 10 de marzo de 2020, de https://elpais.com/elpais/2018/07/03/opinion/1530631770_102211.html .
- Coll Morales, F. (2019). Compañías como Uber Eats y Rappi suman a la precariedad laboral. The Washington Post. Recuperado el 13 de marzo de 2020, de https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2019/09/30/compaias-como-uber-eats-y-rappi-suman-la-precariedad-laboral/ .
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