Cada una de las reacciones a los videos en tendencia, los correos electrónicos enviados y recibidos y las preguntas que se le hacen a ChatGPT necesitan de espacios físicos para almacenar, analizar y trasladar esa información. Estos espacios físicos, conocidos como centros de datos o data centers, requieren grandes cantidades de electricidad, que muchas veces viene de fuentes fósiles, y agua para enfriarse. Esto provoca el secado de ríos, lagos y calentamiento de miles de ciudades anualmente.
Mayormente administrados por o para las grandes empresas de internet – Amazon, Google o Microsoft-, los centros de datos suelen ubicarse en espacios donde incluso, previo a su instalación, los recursos necesarios para su funcionamiento eran escasos.
Para poner en perspectiva cuánta electricidad requieren estos centros: La potencia instalada de un solo data center del tamaño más pequeño (5 MW) equivale aproximadamente al consumo eléctrico de 50.000 hogares. Jean Luc Lenoble, asesor en marketing digital de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que un correo electrónico enviado gasta la energía equivalente a 25 minutos de un foco de 60 watts.
«Cuando hablamos de consumo de agua, las cifras son dispares, pero se calcula que un centro de datos medio consume 500.000 litros de agua potable, es decir, que un centro de datos medios tiene el consumo de toda una ciudad», dijo Aurora Gómez, miembro de Tu Nube Seca Mi Río, una organización española tecno-ambientalista.
Estos datos son estimados porque «tampoco hay mucha transparencia por parte de las empresas tecnológicas», según Sebastián Lehuedé, investigador en King’s College London.
«No sabemos qué se hace exactamente en los centros de datos, cuánta agua y electricidad consumen», aseguró el experto.
Google, una de las pocas empresas que ofrecen datos al respecto, admitió en su informe ambiental anual que sus emisiones, con un impacto directo en la crisis climática, aumentaron casi un 50% en apenas cinco años debido a la expansión de los data centers.
Expansión de centros de datos en Latinoamérica
Con una legislación muchas veces laxa y recursos abundantes y baratos, Latinoamérica se convirtió en una nueva frontera para los data centers. Aunque no existen registros oficiales de cuántos hay instalados en la región, plataformas como Cloudscene registran más de 500 instalados en al menos ocho países.
País | Cantidad de Data Centers actuales | Proyección de crecimiento | Inversión |
Brasil | 181 | 75W bajo construcción y otros 380MW planeados | 977 millones de euros 40% de todas las inversiones de centros de datos en LATAM |
México | 172 | 73 nuevos centros de datos Un crecimiento del 142% | 9 mil 192 millones de dólares |
Chile | 53 | 20 proyectos Un crecimiento del 137% | 2.512 millones de dólares a 2025 |
Colombia | 36 | Crecimiento del 13% anual durante los próximos 5 años | 9% de centros de datos en la región 7 mil millones de dólares para 2025 |
Argentina | 29 | Crecimiento 8.14% | 296 millones de dólares para el 2028 |
Perú | 21 | Crecimiento de 9.25% | 200.500 millones de dólares en el 2028 |
Panamá | 20 | Crecimiento del 6.5% en los próximos 5 años | 20 millones de dólares |
Vidas digitales, problemas materiales
«Pocas cosas parecen más etéreas que nuestra vida digital. Mientras nuestros dedos y miradas recorren las pantallas negras nos olvidamos a dónde van los memes de gatitos que enviamos, qué infraestructuras almacenan los vídeos que disfrutamos, o qué coste tienen estos comportamientos aparentemente inocuos», menciona Aurora Gómez de TuNubeSecaMiRío.
En 2021 se calculaba que los centros de datos consumían entre el 1 y el 2% de la demanda eléctrica a nivel global, como comentó David Mytton, investigador de computación sostenible. Además, el especialista mencionó que si la electricidad continúa siendo una fuente principal de energía para los centros de datos, y se genera a partir de fuentes no renovables, las emisiones de estos podrían superar a la industria de la aviación, responsable del 2% del CO2 generado anualmente por el ser humano.
En países como México y Chile esta expansión ya está llevando a la competencia por recursos como el agua, en lugares donde de por sí es escasa y en un momento en que la crisis climática empeora su ausencia.
No es casualidad que Microsoft haya elegido la ciudad mexicana de Querétaro para realizar una inversión de este nivel. Por años, el gobierno estatal ha promovido un enfoque proindustria, que quedó reflejado en 2020 con la promoción del programa PEDETI y dos años después con el anuncio del Plan Querétaro Digital para fomentar el desarrollo digital en la región.
Tras la reforma de telecomunicaciones de 2013 durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, la apertura para inversiones extranjeras, la reducción de intereses y el impulso a una mayor conectividad en todo México facilitaron el rápido crecimiento de la industria de los centros de datos. Pero las tensiones no tardaron en aparecer.
En Cadereyta, municipio de Querétaro, se encuentra la comunidad de Maconí, con alrededor de 600 habitantes. La vida del lugar ha girado históricamente en torno a su arroyo y cascada. Mientras la comunidad protesta por la falta de agua y saneamiento, de ese mismo territorio se extraen entre 40 y 50 millones de metros cúbicos de agua para dotar a la ciudad de Querétaro y sus centros de datos.
En octubre de 2023, los pobladores de Maconí caminaron más de 180 kilómetros durante cinco días hasta la cabecera municipal para denunciar el robo de sus recursos naturales. «Una necesidad que todos tenemos es el agua y es un derecho que tenemos por ley y no tenemos agua de Maconí», dijo entonces el comisariado de bienes comunales de Maconí, Alejandro Ortíz Arteaga.
El choque con las comunidades recién comienza. Es que México prevé una expansión del 400% de data centers y planea instalar 51% de los mismos en Querétaro, debido a que, según la directora ejecutiva Adriana Rivero de la Asociación Mexicana de Centrosde Datos (MEXDC), el estado ofrece las condiciones ideales para el desarrollo de esta industria.
En 2019, Google presentó un proyecto para construir un centro de datos en Cerrillos, una comuna emplazada en Santiago de Chile, y que se perfilaba como una de las grandes inversiones tecnológicas, unos USD 200 millones, en la historia del país. Al siguiente año sería aprobado por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).
En países como México y Chile esta expansión ya está llevando a la competencia por recursos como el agua, en lugares donde de por sí es escasa y en un momento en que la crisis climática empeora su ausencia.
Sin embargo, varios problemas se presentaron alrededor de la iniciativa. El primero fue la falta de acceso a la información por parte de los vecinos. «Después de tratar de descifrar el informe técnico, nos dimos cuenta de que Data Luna, el representante legal de Google, había adquirido derechos de agua para usar muchos litros por segundo», señaló Pamela Ramirez Morales, artivista y defensora socioambiental. El centro de datos pretendía usar el doble de agua que los 86 mil habitantes de la comuna.
El caso se torna más grave si se tiene en cuenta que el proyecto se iba a instalar en un país que atraviesa una megasequía desde hace casi 14 años a causa de la escasez de lluvias. En 2020 la Dirección General de Agua ya declaraba el octavo año más seco en Santiago, donde se ubica Cerrillos. Para colmo, el proyecto extraería agua desde un acuífero que contaba con un decreto de restricción y que era una reserva con estrés hídrico desde hacía ya varios años.
Así, un grupo de 14 vecinos presentó el primer reclamo ante la justicia. El segundo fue hecho por la misma Municipalidad de Cerrillos. Finalmente, el Segundo Tribunal Ambiental puso un alto a este megaproyecto al acoger parcialmente la reclamación presentada contra su aprobación.
Enfriar lo que hace posible internet no solo está calentando al planeta con sus emisiones y uso de recursos, Lehuedé plantea otros cuestionamientos sobre los centros de datos. «Las comunidades locales también deberán tener derecho a conocer en más detalles qué tipo de datos se almacenan ahí porque pueden estar siendo cómplices de forma indirecta con un sistema de vigilancia mundial, por ejemplo. También es importante levantar ese tema de la soberanía o el derecho a conocer qué datos almacenan al final estas compañías,» apuntó.
Entre cuestionamientos, falta de acceso a información, denuncias, uso de recursos necesarios para comunidades en lugares donde ya son escasos, y una carencia de regulaciones por parte de los gobiernos; los centros de datos siguen avanzando de manera significativa, no solo en nuestra región, sino a escala global.
Este artículo es producto del Bootcamp «Derechos digitales, tecnología y activismo» realizado por TEDIC y el National Democratic Institute, en alianza con La Política Online. Las opiniones expresadas y hechos consignados en el presente material son de exclusiva responsabilidad de las personas autoras y no necesariamente reflejan la postura oficial de TEDIC y el National Democratic Institute ni de la dirección del medio. Fue publicado originalmente en la web de La Política Online en el siguiente enlace.